8 de marzo de 2018

Aprender, Desaprender, Reaprender

Procesos de aprendizaje
El aprendizaje comienza desde la simple curiosidad de conocer el mundo en que vivimos. A partir de la propia experiencia un recién nacido aprende que si llora le darán de comer. Al crecer debe aprender que debe usar las palabras para expresar lo que antes decía con el llanto.

Desde pequeños hemos aprendido muchas cosas: Aprendemos del ejemplo de las personas que nos rodean y repetimos lo que los demás hacen; Aprendemos conceptos, porque alguien nos explica, pero aprendemos a usarlos según la experiencia en la vida cotidiana.



Pero el aprendizaje no solo se trata del conocimiento teórico y memorizar lecciones en la clase. Sin que se note, cada día se aprenden aptitudes, cualidades, relaciones sociales, debes saber que no sólo se asiste al colegio para sentarte en clase y absorber un libro, aunque el aprendizaje teórico es de gran importancia y permite ejercitar nuestro cerebro al mismo tiempo se van aprendiendo prejuicios, a identificar lo que se considera bueno o malo, lo que significa el fracaso y el éxito, y a afrontar cada una de estas cosas según la cultura en la que hemos crecido.


Cambia el chip: Desaprender lo aprendido
 En muchos casos, se repiten actitudes a través del tiempo y se vuelve un círculo vicioso, es decir, que parece que no termina, y seguimos cometiendo los mismos errores de generaciones pasadas, aún sin darnos cuenta.

Es por esta razón que debemos comprender lo que significa DESAPRENDER. No quiere decir que debamos olvidar todo lo que hemos aprendido, porque de las experiencias vividas aprendemos cosas nuevas, pero si se refiere a una manera de cambiar cómo vemos las cosas.

Para entender un poco más sobre el proceso de desaprender, es necesario utilizar algunos ejemplos para asociar este concepto y ponerlo en práctica en la vida cotidiana.

En el siguiente ejercicio te darás cuenta el esfuerzo que se debe hacer para desaprender lo aprendido.
En este caso, debes decir en voz alta el color con que está escrita cada palabra en lugar de leer el color escrito. Cada renglón lo debes decir más rápido. Empecemos: azul, amarillo, verde... puedes continuar?


Después de realizar este ejercicio responde, ¿has tenido dificultad para llevarlo a cabo?

Es normal enredarnos y que nos tome más tiempo y esfuerzo pensar el color que queremos decir sin asociar la palabra escrita. Esto se debe a que, desde que nos enseñan a leer, asociamos las letras y palabras a su descripción. No es fácil enseñarle a nuestro cerebro a que no asocie la palabra con el color que estamos mirando y terminamos leyendo las palabras.


Listos para reaprender

Al retar nuestro cerebro y permitirnos desaprender, le estamos dando la oportunidad no solo de aprender nuevas cosas sino de reaprender cosas que ya sabíamos pero que podemos hacer y pensar de otra manera. 



¡Atrévete a retar tu mente!
Fotos: Google Images